domingo, 28 de junio de 2015

Ojalá lo veas

Ya sé que es inútil. No tengo interés en insistir. No es mi idea volver al circulo en el que llevamos metidos desde hace una eternidad. Solo que ahora lo veo desde afuera, lo veo en alguien que amo, alguien a quien quiero salvar de esta montaña rusa.  Y sé que no puedo.
Quiero ser sincera: te extraño. Te extraño en mis enojos, en todo lo que me duele, lo que me frustra, lo que me importa. Te extraño en todo lo que me hace feliz, en todos mis logros, en todas mis sonrisas. Te extraño en a las 9 de la noche cuando salgo del local los fines de semana, extraño tu nombre en mi whatsapp  a la mañana, te extraño en mis fotos y mis dedicatorias. Te extraño en mi humor, en mi cuerpo, en mi insomnio. Extraño todo eso que me hizo volar, que me hizo ser lo que soy hoy.
Sí, en serio te extraño. Pero también me arrepiento, porque no peleé lo suficiente cuando debí haberlo hecho, porque no supe rendirme a tiempo. Tristemente no puedo corregir los errores, ni los tuyos ni los míos, no puedo volver en el tiempo, y hacer las cosas diferentes. Y también hay días que te odio, solo por querer protegerte de nosotros, de agarrar tu máscara y ponértela conmigo, por desconocerme, por hacerme cambiar. Sin, embargo, te sueño casi todos los días. A veces sos pesadilla, otras no me quiero despertar. 
Y lo triste es que probablemente a vos te pase igual. Lo sé porque conozco lo más hermoso y lo más oscuro de vos. Soy la única que sabe quién sos. Porque hubo veces que me hablaste con el corazón sin darte cuenta. 
Hoy ya no somos ese pasado. Somos otros, como bien dijiste, nos transformamos para soportar el cambio. 
Y por eso es que no quiero insistir. No tendría sentido, no? Solo que ahora, que lo veo de lejos, en otra persona y con nuestra memoria, entendí que no puedo vivir así. Algo que creo que entendiste mucho antes que yo, y que creo fue lo que me hizo salir perdiendo muchas veces. Así que lo prefiero. Prefiero perderte mil veces que perder lo único que debería ser indispensable. Prefiero extrañarte que renunciar al único amor del que debería depender. Que es el mío. El que debo tener y, casi siempre, siento por mi. Vivo un día a la vez, vivo porque quiero vivir y quiero vivir por mi. 
Ojalá amarnos hubiese bastado, ojalá la confianza que tenemos cambiara algo, pero no es así. Entonces, solo me queda seguir. 

No sé si llegues a leer esto, pero por si acaso: gracias, de parte de mi hace 2 años y de parte de mi, justo ahora. 








miércoles, 6 de mayo de 2015

2 horas

Cuando tenía 17 años esperé 2 horas abajo de la lluvia por un pibe que no tenía interés de escuchar lo que yo quería decirle. Ese día me prometí que nunca más iba a pasar. Decidí que no iba a ser nunca más el tipo de mujer que espera 2 horas por un hombre.

Pero no cumplí.

Hace frío y los apuntes de Sociología me miran desde la mesa, con la esperanza de que suene el timbre a las 4, hago de cuenta que estudio. Pero ya son 4.30 y pienso que en cualquier momento llegas. 4.45 le saco el silencio al celular para no perder el mensaje que me avisa que estas en la puerta. Ansiosa, de mi bandeja de salida se va un texto de una palabra: ¿venis? Y son las 5. A las 5.15, algo enojada, me repito que ya fue. Pero recién 5.30 me resigno. Cuando el reloj dice 5.45 me doy cuenta de la impotencia que esto me genera y las 5.50 me siento a escribir para no guardarme el odio. Odio que seguro te oculto con una sonrisa cuando te vea casualmente a las 6, que es cuando vos entras a trabajar y yo paso por esa esquina con la más barata de las excusas, que ni vos ni yo nos creemos. 

Lo hice otra vez. Como lo hago siempre. Ahí esta, mi patrón sabe como atacar. Reaparece y me recuerda toda las veces que esperé en vano y humillada. 

Ambos sabemos qué pasa después. Con un mensaje o una conversación fugaz me explicas que te dormiste o que Marcelo necesitaba ayuda, y que no pudiste avisar, porque dejaste el celular en el local o no tenías batería. Es estúpido pero yo lo acepto. Te doy otra oportunidad, a la que seguro accedo por una sonrisa compradora o un beso que no espero. Accedo a que, otra vez, vos, mi patrón y yo me lastimen. 

Ya ves, todavía no aprendí. 

Son las 6.10, llego tarde a nuestro encuentro casual. Pero esta bien, un ligero retraso ayuda a aparentar que no importa tanto.

lunes, 16 de marzo de 2015

12 cosas que nadie me dijo sobre el sexo después de una violación

Hay una especie de extraña teoría tácita que dice que una vez que una mujer es violada, el sexo ya no es viable para ella. Este se ha visto reemplazado por el trauma, el miedo, el dolor y la ansiedad. No estoy diciendo que nunca se dé el caso. La historia y experiencia de cada sobreviviente es diferente, pero es muy frecuente la suposición de que si has sido violada estas sexualmente quebrada e irreparable para siempre. Esta suerte de discurso no es saludable, empoderador o siquiera empático. Lo que quiero decir es que me gustaría que alguien me hubiese dicho que la violación no es una forma de tener sexo, es una forma de agredir. El sexo se siente bien. La agresión es traumatizante. Es posible que exista el sexo después de una violación porque son experiencias diferentes, igual que es posible que sigas disfrutando de salir a comer fuera, incluso si te has intoxicado alguna vez. Tal vez nunca vuelvas a ese restaurante, pero eso no significa que vayas a intoxicarte cada vez que salgas.

Verdaderamente, no sé cómo es el sexo antes de una violación. Perdí la virginidad a la fuerza cuando tenía 14. La gente está muy dispuesta a darle consejos a una sobreviviente sobre qué hacer luego de ser violada. No te cambies la ropa. No te duches. Que alguien en quién confíes te lleve al hospital. Denúncialo inmediatamente a las autoridades. Aferrate a tus seres queridos, busca un terapeuta, volvete una defensora de otras sobrevivientes. Pero han pasado 10 años y estas son las cosas que nadie me dijo sobre el sexo post-violación: 

1.     Nadie te dice que te sentirás culpable la primera vez que te guste alguien luego de haber sido violada. ¿No se supone que odies a los hombres? Es decir, los penes son la maldad y uno arruinó tu vida. No deberías estar pensando en chicos. Eso fue lo que te metió en problemas en primer lugar. (Ey, cultura de la violación, ¿como llegaste acá?)  

     2.     Nadie te dice que serás llamada provocadora cuando traces el límite en los besos. Aunque te sientas bastante orgullosa de vos misma por esta pequeña victoria en tu trayecto para recuperar confianza para expresarte sexualmente, algunas personas pensarán que sos una puritana por no sacarte los pantalones.

     3.     Nadie te dice que la primera vez que sí te saques los pantalones frente a un potencial compañero sexual, llorarás casi inmediatamente y te lo volverás a poner, y te irás sin explicación alguna. Te sentirás avergonzada y estúpida, y te preguntarás si alguna vez serás capaz de intimar otra vez.
   
     4.     Nadie te dice que la masturbación es una práctica sanadora (está bien, tal vez tu terapeuta lo sugiera una o dos veces) y que darte cuenta de que sos capaz de sentir satisfacción sexual después de una violación es un sentimiento increíble y poderoso. A veces toma tiempo sentirte del todo reunida con tu cuerpo en este sentido, y tienes permitido tomarte todo el que necesites. La exploración sexual es un viaje, no un destino.
   
     5.     Nadie te dice que tus síntomas de Stress post-traumático serán tema de burla. Tus límites serán calificados de “arbitrarios”, y serás acusada de “empuñar el sexo como un arma” y “de ponerte a vos misma en un pedestal”. Alguien debería decirte que quienes dicen este tipo de cosas son la peor clase de gente de la cual rodearte. No tiene ningún derecho de hacerte sentir avergonzada, pero lo harán. Si tienen potencial de llegar a enojarse por las decisiones que tomes sobre lo que haces con tu cuerpo no valen tu tiempo ni energía, tus pensamientos o tu amor. Pero nadie te dice eso.  

     6.     Nadie te dice que la charla sobre la violación es algo que tiene que pasar antes de cualquiera relación romántica que se ponga seria. Nadie te hace saber que los hombres inmaduros enloquecerán y se referirán a tu violación como una carga cuando las cosas terminen. Y desafortunadamente, nadie menciona que algunos sostendrán tu mano y llorarán contigo cuando lo cuentes, porque no podrán creer que alguien sea capaz de lastimarte.

     7.     Nadie te dice que hay hombres que son pacientes y amables. Algunos te escucharán y apoyarán, y leerán, se informarán y buscaran la forma de entenderte. Te preguntarán qué te gusta y qué no, serán explícitos sobre sus preocupaciones, y te tratarán con respeto y dignidad.

     8.     Nadie te dice que las primeras veces que intentes tener sexo tal vez no vaya bien. Tal vez tengas ataques de pánico o alguna regresión, y tal vez grites o tiembles o llores o vomites o todo lo anterior. Lo que deberían decirte es que el compañero correcto acariciará tu espalda o te hará un té o te sostendrá el cabello. Se irá si se lo pides y dejará su teléfono encendido por si necesitas hablar con él.

     9.     Nadie te dice que la primera vez que tengas sexo exitosa y placenteramente otra vez, será empoderadora y liberadora y abrumadora. Aunque solo hubiese sido solo por los dos últimos minutos, se sentirá como una victoria enorme. Y serás feliz de una forma en la que no estabas segura que serías otra vez.

     10.    Nadie te dice que no funciona así cada vez. El stress post-traumático no se cura con una experiencia dichosa, y la ansiedad es una perra. Habrá veces en las que te hundirás en las sábanas, y desearás poder ser simplemente NORMAL y tener sexo NORMAL como una persona NORMAL. Y es frustrante. Pero recordarás que esa única mala experiencia no te niega la habilidad de tener futuras buenas experiencias. Beberás tu té y te sentirás mejor.

    11.     Nadie te dice que las personas son capaces de amarte luego de haber sido violada, y que vos sos capaz de amar también. Tenes permitido entregarte por completo a alguien más. Como también tenes permitido retraerte. Tenes permitido tener miedo pero también podes volver a confiar. Tu proceso de cura es tuyo e independientemente de cómo llegues ahí, tenes que saber que mientras te cuides a vos misma, nadie tiene el derecho de decirte nada diferente.

    12.    Nadie te dice que solo porque él fue el primer chico con el que tuviste sexo desde tu violación no significa que tengas que enamorarte de él. No le “debes” a nadie tu amor, tu felicidad o tu cuerpo. Podes estar agradecida y cómoda, pero si él no es “el indicado” no sientes cabeza solo porque él te trato mejor que tu violador.

Tendrás días buenos y días malos. Tendrás buen sexo y también malo. Pero todavía estas viva, y solo pensé que tal vez alguien debía decírtelo.

Texto original: http://www.fortrefuge.com/12-things-no-one-told-me-about-sex-after-rape.php  

Traducción: Berenice Rodas
         

viernes, 6 de febrero de 2015

Corazón elástico

Y otro muerde el polvo
Pero, por qué no puedo conquistar el amor?
Tal vez tenga que tener una
Pero, por qué no pelear esta guerra sin armas? 
Y lo quiero, lo quiero todo
Pero hay demasiadas banderas rojas 
Y ahora otro muerde el polvo
Que quede claro, no confío en nadie 

No me quebraste
Todavía peleo por esto 

Y es que tengo una piel gruesa y un corazón elástico
Pero tal vez tu espada sea demasiado poderosa 
Soy como una banda elástica hasta que tiras demasiado 
Tal vez me rompa cuando me acerque 
Pero no me verás derrumbarme
Porque tengo un corazón elástico 

Tengo un corazón elástico 

Y ahora camino en la noche 
Que quede claro, no voy a cerrar los ojos
Y sé que no puedo sobrevivir 
Caminé a través del fuego para salvar mi vida
Y lo quiero, quiero mi vida con tanto afán 
Estoy haciendo todo lo que pueda 
Luego, otro muerde el polvo
Es dificil perder un elegido 

No me quebraste
Todavía peleo por esto 

Y es que tengo una piel gruesa y un corazón elástico
Pero tal vez tu espada sea demasiado poderosa 
Soy como una banda elástica hasta que tiras demasiado 
Tal vez me rompa cuando me acerque 
Pero no me verás derrumbarme
Porque tengo un corazón elástico 

Tengo un corazón elástico 


domingo, 17 de agosto de 2014

XVIII-XX

Hay cosas que no se pueden actuar, dije alguna vez. Y es verdad. Hay cosas, como ese temblor ante el solo roce de tu piel, como ese placer cuando me encuentro con tus ojos, como esa sensación que nada tiene que ver con el cuerpo, que no se pueden actuar. 
Amor, le dicen, pero a mi me suena como un término tan burdo para lo que me generas. De todas formas no existe otro nombre para llamarlo, así que con ese me quedaré. Pero como te aseguré alguna vez, lo que yo viví y sentí va más allá. Supera todo lo que yo conozco. 
Te sentí destino, e infinito. Arrebatador, casi divino. Sentí ese abrazo, cada beso, hasta la última de las caricias. Y así como todo llegó, ese día se fue. 
Pero entonces, siempre volvimos al mismo lugar. Sin importar la espera, o la negación, ni siquiera el dolor. 
Los errores, las heridas, los escapes de la soledad, las paranoias, no importan realmente. . . no para mí.
Y por eso escribo esto, porque sé que decirlo en voz alta ya no sirve, no escucharías. Porque guardarlo solo me hace peor. Entonces lo escribo. Para mantener viva esta esperanza, hace un año todo esto no era diferente de como es ahora. "Yo no creo en las segundas oportunidades, creo en volver a empezar", leí por ahí. Así que solo queda esperar otro comienzo. 

Felices 20.  

sábado, 7 de junio de 2014

Cleopatra

Allá, entre el frío y el humo, se esconde mi excusa. Se prende fuego, se consume, nos enfrenta al fin. Yo alucino, aún sin haberlo tocado. Huimos y, sentados en el cemento, nos devoramos con preguntas. 
No hay cielo nocturno, ni sombras, ni intrusos. Tiemblo. Me paralizo. En mi mente te abrazo. Me acuerdo, me persigo. . . me divido en dos. 
Yo, que en la vida conocí la incertidumbre, vine a caer en este invierno. Y vos, que jamás miraste al pasado, quisiste quemar las distancias con esta plantita. 
Me doy cuenta que mi corazón es un tirano que, aunque yo lo niegue, nunca le dio una opinión al destino. 
Confieso:  es a conciencia que me instalo en este frío, mil veces mejor que aquél silencio sin piedad.
Me vestí de sonrisas en tu ausencia, me disfracé de superación y construí poco a poco mi personaje frívolo y vacío. Nunca lo comprendiste y por eso jamás lo perdonaste. No fue tu culpa, ni fue la mía, solo que hubiera sido mejor que hubiese llegado antes mi epifanía. Porque entre secretos y fantasmas, no hay lugar para una vida. 
Hubo frío, hubo niebla y solo los autos nos observan abandonar la realidad desde el autopista. 
Caminemos, por favor, caminemos mientras yo me callo. No me digas la verdad, porque en cada paso que nos acerca se esconde todo el dolor de lo humano

miércoles, 28 de mayo de 2014

Callada

Veo una escena macabra, veo un recuerdo inborrable, veo una marca eterna. 
Y eso es lo que pienso. Que era mi deber, que fue mi culpa, que era tu derecho. Silencio, solo eso pienso. Que si me callo no existió ni existirá. 
Una, otra, otra vez. Más fuerte, más adentro. Más sangre, más silencio. Mil susurros. Mil secretos. Esto es dolor, pero peor es vivir sin amor.