jueves, 1 de noviembre de 2012

Sentido.

Llega ese momento y no se puede evitar. Ese punto en que sentís desfallecer, que no podes dormir, ese insomnio mental. No te podes escapar de esa locura. La distancia es inservible, pero aún así no te quiero cerca. Así pasan las horas en medio de esta desesperación, pero no hay culpables para este diluvio. 
El aire se me escapa y quiero salir de esta oscuridad, de este sentimiento. Sé que la noche llegará llena de sueños intranquilos, de lágrimas desconsoladas, de esa paranoia incontrolable e incesante. 
Y no confío en ese abrazo que oculta la deslealtad por la cuál no te soporto. 
No quiero mirar atrás y encontrarme otra vez con tus ataduras, porque en ese pasado sólo hay dolor.
Me quiero quedar en la lluvia y darle sentido a tantas noches desveladas. 
Los recuerdos son como luces cegadoras, lo que yo busco ya no está. Ahora solo quedan las heridas, el frío, las risas ahogadas por la muerte y el olvido. . . tu despedida. 
Y te lo juro, a veces me desespera el peso de no saber, ya le di mil vueltas al mundo que tengo en la cabeza para hallar la solución, pero no existe porque el problema lo tengo yo. 
Lo reconozco, fue un golpe bajo, y me pregunto si para cuando encuentre una salida vas a estar ahí. A mi alrededor solo siento miradas vacías.
¿Razones? No las tengo, pero entendeme, yo ya sé que estoy llena de errores. 
Llega temprano o me voy, te dije, pero es mentira porque yo siempre te espero.
Así que abrazame, al menos por esta noche. . .                                                                                                                                        
.                                                                       No te vayas.